Experiencia de amor en Semana Santa.
Nuestra experiencia en Semana Santa, en la que Dios nos brindó una lección de amor. El martes pasado, nos encontramos con un gato sufriendo, con una pata destrozada y llena de gusanos, buscando desesperadamente ayuda. Nosotros, sin recursos económicos para hacer mucho. Las primeras señales de esperanza surgieron gracias al corazón noble y puro de mi hijo, quien se negó a rendirse y se esforzó por encontrar ayuda. La generosidad de nuestro vecino Roberto fue la segunda señal; él llevó a mi hijo y al gato al veterinario y se hizo cargo de los gastos de la consulta hasta que pudimos reembolsarle el dinero. La tercera señal fue mi valentía para curar las heridas y administrar los medicamentos necesarios. Increíblemente, el gatito no emitió ni un quejido en estos días, se sometió a los tratamientos sin protestar, incluso tolerando las inyecciones diarias del veterinario en silencio. La quinta señal fue que nos permitió dormir por las noches sin interrupciones. La sexta señal de esperanza ll